
LA ESPIRAL DE LO
EXISTENCIAL
Isabelle Solleiro
El matrimonio es un concepto social, pues el ser humano ha creado sistemas de acoplamiento entre individuos para organizar de mejor manera su vida y tener un orden social que permita una armónica convivencia; sin embargo, parece que en este nuevo siglo el hombre ha retrasado su progreso social e intelectual omitiendo las obligaciones que han de ser indispensables en el matrimonio, por lo que algunos han decidido hacer un viaje a la era prehistórica y regresar a los homínidos, una era en la que sólo los seres con cráneos reducidos pensaban que la vida salvaje entre machos y hembras era común a su naturaleza. Hoy, el hombre y la mujer se quieren ver iguales sobre el reflejo de un mismo espejo sexual, se ven con las mismas cualidades, con las mismas habilidades y, lo que es más sorprendente es que se ven con los mismos ojos de ambición, deseo y competencia social. El planeta tierra es una esfera de consumo masivo, todo es arrasado por los países en desarrollo que pretenden apoderarse de los “inferiores” con guerras sucias de mercadotecnia, basura comercial y manipulación visual; no cabe duda que somos una mega piscina de chatarra globalizadora en donde todos se salpican de Internet, Coca-Cola, Nike, iphones y aparatos idiotizadores de mentes huérfanas de conciencia espiritual; es extraño aquel que medita, aquel que parte su único pedazo de pan entre los más necesitados, aquel que presta su ayuda sin condiciones y aquel voluntario que entrega un poco de su tiempo para escuchar a los demás, es raro aquel que devuelve algo ajeno que ha encontrado olvidado, es anormal una pareja que vive más de 50 años de casados y aún así decimos ¡Qué pérdida de tiempo! ¡Qué vida tan aburrida! Y la verdad es que aquellos que lo exclaman no pueden ni siquiera decir un “te amo” con sinceridad porque se avergüenzan ante los demás que critican el verdadero amor. Es pobre aquel hombre que bolea zapatos en las esquinas porque no tuvo la suerte como nosotros de tener el apoyo de sus padres para pagar sus estudios, aunque con lo poco que gana, se esfuerza en repartirlo a su familia sin atesorarlo para sí mismo y divertirse con una botella de alcohol, pero en nuestro mundo los niños creen que es feliz aquella familia que vive en una hermosa casa de campo aunque su hijo se gaste lo que le ha dado su padre (que equivale al sueldo del bolero) en una noche de drogas y alcohol. Lo que es triste saber es que esos niños piensan de esa manera porque, además de verlo en la cultura de esta sociedad, lo ven dentro de casa cuando su papá o su mamá manifiestan lo importante que es el dinero por encima de los verdaderos significados de un hogar unido, los valores del alma y el conocerse a uno mismo. Quizás en otros planetas- que no descarto que existan, pues de lo contrario, pensaría de forma muy ególatra- lo que es regla aquí no es regla para ellos y lo que es excepción allá, aquí se aplica en todo momento. Hemos perdido la forma de vivir con mesura, hemos dejado pasar de forma descarada, miles de momentos hermosos en la computadora de una oficina y en la tarde por la televisión, hemos dejado de salir y ver la luz del sol por estar reducidos a una oficina con un jefe que no deja de pedir órdenes, hemos dejado de luchar y nos decepciona lo que hacemos, y por ello, le hemos echado la culpa a Dios, al destino, a las malas vibras y a la vida misma, pero si ¡Somos nosotros mismos! Ya basta de quejarnos ante las injusticias y hagamos la diferencia desde nuestra persona, cambiando nuestros hábitos y procurando romper esos inútiles lazos que nos unen de forma estúpida con lo material. Es totalmente fatídico que los que van a rezar a un templo o van a misa los domingos para pedirle perdón a Dios o a los santos por sus errores cometidos, salgan de su dimensión espiritual para seguir cometiendo pecados. Muchos se quejan de haber sido tratados injustamente o haber sido objeto de alguna injuria o deslealtad, pero cuando nos toca ser nosotros los ejemplos del perdón, de la buena conducta y de la moralidad, vacilamos ante la desdicha que tuvimos que pasar alguna vez y nos convertimos en los prepotentes y egoístas, olvidándonos de la justicia que alguna vez exigimos ante los demás. El ser humano ha cargado con las consecuencias de sus propias acciones al creer que dándole importancia al dinero y a la frivolidad, esta haciendo lo correcto, se deja llevar por lo que conviene en el momento y no piensa en las verdaderas cuestiones de valor como los amigos, la familia, la pareja y el amor eterno. Qué ignorante aquel ser humano que se aprovecha de su poder o de su posición social para arremeter contra los demás o creer que estos “privilegios” lo hacen ser supremo o más grande por encima de los demás. Respeto a los hombres que han emergido de las cenizas y se han hecho valiosos ejemplos para darle los mejor a sus familias sin importarles el último pedazo de pan que queda para dárselo a los suyos, valeroso el hombre que ha forjado su vida con el sudor de su frente barriendo calles o limpiando los pisos de la oficina del presidente cuando ni siquiera tuvo el apoyo de sus padres porque al quedarse solo, vio renacer en sí, una nueva luz para esperar algo mejor como el calor de un hogar y los brazos de su esposa. ¿Admiración de una mujer que va al trabajo, tiene hijos, va a la escuela y tiene una casa? Como si a todo eso le pudiera prestar la atención necesaria, eso es una falsedad, una hipocresía, como si el día durara 30 horas o como si ella fuera la que cambia pañales y ríe con su hijo por las tardes, ¿Acaso será la abuela o las cuatro paredes de un saloncito los que se llevan la medalla a la maternidad? Yo me pregunto qué va a pasar con esas madres modernas de hoy en día cuando lleguen a una edad mayor, quién va a cuidar a sus nietos, cuando sus hijas maduras y modernas igual que ellas tengan la moderna necesidad de abandonar el hogar de crepúsculo a ocaso. No sé si eso les haga perder el instinto o no puedan recordarlo, eso es muy grave.
La mujer feminista que no interpreta correctamente lo que el concepto igualdad significa, recolecta innumerables títulos, diplomas, puestos de trabajo, viajes, dinero… hombres y hazañas sociales, los cuales cree convertirla en más inteligente, más valorada y útil para la sociedad. La mujer es un tesoro de la humanidad por su claridad ante las pequeñas cosas de las que se compone nuestro magno universo, es observadora, tierna y le compete una gran fortaleza física y mental que sin ellas no llegaría a ser madre cuando el dolor del parto surge de sus entrañas. El género femenino es indispensable en la vida humana porque complementa al hombre en sentido espiritual más no lo complace en la esclavitud (como muchas feministas lo creen) también es importante en el hogar por ser la guardiana de la administración de los bienes del hogar y guía a su pareja con intuición inusitada, la cual no está tan desarrollada en el género masculino y, eso, esta comprobado científicamente. Existen diferentes tipos de inteligencia que cada uno de los géneros posee, independientemente del tabú que se tiene acerca de que el sexo está ligado a una mayor o menor inteligencia, pues los dos son complemento más no son iguales del todo. Dios ha creado al hombre y a la mujer por dos distintas razones: para trabajar en equipo y para amarse y para procrear una familia juntos. Hoy en día, las mujeres se han vuelto más radicales debido a la cultura que se ha transmitido de generación en generación, cuando en décadas anteriores se trataba a la mujer con una acentuada discriminación; no tenía derecho al voto, era y es objeto de la violencia intrafamiliar, se creía que no tenía habilidades como liderazgo, no era apta para aprender y estudiar temas políticos o científicos y se creía además que sólo servía para engendrar hijos y hacerse cargo de tareas simples. La mujer moderna que se ve en las familias actuales, es una mujer radical, participativa y más interesada en asuntos que antes sólo incumbían al hombre como los negocios y el capitalismo; sin embargo sus capacidades y la forma de potencializar sus talentos, sigue siendo la misma, la mujer siempre ha tenido la posibilidad de hacerlo, pero todo tiene un límite, pues con los cambios que se han presentado debido a la globalización, a la economía, a las nuevas “necesidades” entre otros factores, la mujer llega con todo para devorarse al mundo ¿Y los hijos? ¿Y el amor? ¿Y el tiempo perdido que flota en un hogar abandonado? ¡Se ha perdido la convivencia! Y el ocaso de los matrimonios es siempre la ruptura por falta de comprensión, de madurez, de convivencia y de atención. Las vidas de ambos, hombre y mujer, están separadas, ya no hay contacto físico ni emocional, un beso de “buenas noches” se convierte en algo cotidiano y automático. A lo mejor el lector no lo aceptará de momento, pero es la verdad. Sólo observen a su alrededor, ¿Qué están haciendo por los demás? ¿Vale la pena hacer más rico a tu jefe o enriquecer a tu familia con cariño y comprensión? El trabajo es importante, lo que no es justo es que nos engañemos a nosotros mismos con complacencias hipócritas que sólo nos quitan el tiempo, es hora de hacer el cambio, todo en esta vida es energía que fluye y siempre hay una solución a todo, sólo fíjense en la escala organizacional de su compañía: el jefe le besa la mano a su jefe y el asesor, el secretario, el asistente y toda esa cadena de gente superficial se besa las manos unos a otros y, al final, ya se empieza a cambiar la postura porque hasta los zapatos de los pequeños jefes reciben besos de los de abajo. Ya basta de corrupción, de alabanzas y de honores a la gente de allá arriba, hagamos algo por salvar la fraternidad y los valores espirituales. No es posible que las mujeres ejecutivas luchen más por ocupar un puesto laboral más alto, que al final sólo les garantiza un posible despido (nada es eterno) una enfermedad por estrés, entrega en vano a largas jornadas laborales o una ruptura matrimonial por falta de comunicación, que por ocuparse de escuchar a sus hijos, de atender sus necesidades, de educarlos en etapas indispensables, de ser doctoras, maestras, psicólogas y toda clase de oficios que tiene la capacidad de hacer, pero no se da cuenta. La inteligencia femenina no sólo sirve para desempeñarse en un trabajo día y noche, todas esos talentos que van de la mano con su autoestima los puede utilizar en pro de su familia y no desperdiciado en envidias laborales, desvelos por obligación de una oficina y en dinero que se destina a una guardería. Si todavía no están convencidos, y creen que las labores del hogar, los hijos y la atención constantes no son realmente para ustedes algo a lo que deban o puedan dedicarse en sus vidas, mejor planeen con su pareja lo que realmente desean ambos y busquen opciones, o en su caso no piensen traer al mundo criaturas que sólo viene a sufrir como si fueran huérfanos con papás que trabajan, pero si es lo contrario y buscan tener hijos, jamás descuiden a su familia por complacer al jefe o tener más dinero, siempre es posible vivir con lo necesario, lo demás es un invento, ostentación, capricho y necesidad ficticia. Mujeres: ármense de valor y dejen la pesada carga material que les pesa también a sus seres queridos, den gracias todos los días por tener salud y un hombre que puede y quiere seguir a su lado porque le interesa el verdadero trabajo en equipo y no su vida apartada de las suyas. ¿Quieren ser grandes profesionistas? ¿Mujeres brillantes y ejemplares empleadas o empresarias exitosas? Pues primero demuéstrense a sí mismas que pueden ser excelentes madres, esposas, mujeres de bien, preocupadas por salvaguardar los valores morales de nuestra sociedad, por promover las labores altruistas y guiar con amor y ternura al hombre por un mejor camino a la felicidad; antes de todo lo material y antes de culpar a la discriminación del macho por haber sido un obstáculo en su momento, aprendan a ser mujeres de verdad y no un prototipo que la sociedad feminista actual inventó y que se convirtió en una pertinaz lucha de sexos, competencia y poder. Sean ustedes mismas y vayan a casa a abrazar a sus hijos, no se cierren ante la cocina y el desorden doméstico, disfruten la etapa del vientre glorioso que Dios bendijo con el regalo de la concepción. Vayan al trabajo y no se sienten más de quince horas frente a un monitor, la vida existe allá afuera no en una oficina, disfruten de la ayuda que sus parejas puedan brindarles y páguenselo con esmero en el hogar, dos sueldos pueden ser útiles pero la cuenta de las consecuencias es más elevada cuando el tiempo lo cobra en la vejez: enfermedades, largas horas, días, meses e incluso años de abandono espiritual que el futuro convierte en soledad, divorcios, etc. La vida es un frasco que se compone de piedras grandes y chicas, depositen primero lo esencial, lo importante, sean conscientes del espacio que ocupan esos elementos, analice cada quien su frasco, si se quejan de imposibles como el ambicionar todo en el mismo recipientes y las excusas no paran de brotar de sus ocupadas lenguas después de leer esto, es probable que sus piedras no estén bien acomodadas.
Isabelle Solleiro.
La mujer feminista que no interpreta correctamente lo que el concepto igualdad significa, recolecta innumerables títulos, diplomas, puestos de trabajo, viajes, dinero… hombres y hazañas sociales, los cuales cree convertirla en más inteligente, más valorada y útil para la sociedad. La mujer es un tesoro de la humanidad por su claridad ante las pequeñas cosas de las que se compone nuestro magno universo, es observadora, tierna y le compete una gran fortaleza física y mental que sin ellas no llegaría a ser madre cuando el dolor del parto surge de sus entrañas. El género femenino es indispensable en la vida humana porque complementa al hombre en sentido espiritual más no lo complace en la esclavitud (como muchas feministas lo creen) también es importante en el hogar por ser la guardiana de la administración de los bienes del hogar y guía a su pareja con intuición inusitada, la cual no está tan desarrollada en el género masculino y, eso, esta comprobado científicamente. Existen diferentes tipos de inteligencia que cada uno de los géneros posee, independientemente del tabú que se tiene acerca de que el sexo está ligado a una mayor o menor inteligencia, pues los dos son complemento más no son iguales del todo. Dios ha creado al hombre y a la mujer por dos distintas razones: para trabajar en equipo y para amarse y para procrear una familia juntos. Hoy en día, las mujeres se han vuelto más radicales debido a la cultura que se ha transmitido de generación en generación, cuando en décadas anteriores se trataba a la mujer con una acentuada discriminación; no tenía derecho al voto, era y es objeto de la violencia intrafamiliar, se creía que no tenía habilidades como liderazgo, no era apta para aprender y estudiar temas políticos o científicos y se creía además que sólo servía para engendrar hijos y hacerse cargo de tareas simples. La mujer moderna que se ve en las familias actuales, es una mujer radical, participativa y más interesada en asuntos que antes sólo incumbían al hombre como los negocios y el capitalismo; sin embargo sus capacidades y la forma de potencializar sus talentos, sigue siendo la misma, la mujer siempre ha tenido la posibilidad de hacerlo, pero todo tiene un límite, pues con los cambios que se han presentado debido a la globalización, a la economía, a las nuevas “necesidades” entre otros factores, la mujer llega con todo para devorarse al mundo ¿Y los hijos? ¿Y el amor? ¿Y el tiempo perdido que flota en un hogar abandonado? ¡Se ha perdido la convivencia! Y el ocaso de los matrimonios es siempre la ruptura por falta de comprensión, de madurez, de convivencia y de atención. Las vidas de ambos, hombre y mujer, están separadas, ya no hay contacto físico ni emocional, un beso de “buenas noches” se convierte en algo cotidiano y automático. A lo mejor el lector no lo aceptará de momento, pero es la verdad. Sólo observen a su alrededor, ¿Qué están haciendo por los demás? ¿Vale la pena hacer más rico a tu jefe o enriquecer a tu familia con cariño y comprensión? El trabajo es importante, lo que no es justo es que nos engañemos a nosotros mismos con complacencias hipócritas que sólo nos quitan el tiempo, es hora de hacer el cambio, todo en esta vida es energía que fluye y siempre hay una solución a todo, sólo fíjense en la escala organizacional de su compañía: el jefe le besa la mano a su jefe y el asesor, el secretario, el asistente y toda esa cadena de gente superficial se besa las manos unos a otros y, al final, ya se empieza a cambiar la postura porque hasta los zapatos de los pequeños jefes reciben besos de los de abajo. Ya basta de corrupción, de alabanzas y de honores a la gente de allá arriba, hagamos algo por salvar la fraternidad y los valores espirituales. No es posible que las mujeres ejecutivas luchen más por ocupar un puesto laboral más alto, que al final sólo les garantiza un posible despido (nada es eterno) una enfermedad por estrés, entrega en vano a largas jornadas laborales o una ruptura matrimonial por falta de comunicación, que por ocuparse de escuchar a sus hijos, de atender sus necesidades, de educarlos en etapas indispensables, de ser doctoras, maestras, psicólogas y toda clase de oficios que tiene la capacidad de hacer, pero no se da cuenta. La inteligencia femenina no sólo sirve para desempeñarse en un trabajo día y noche, todas esos talentos que van de la mano con su autoestima los puede utilizar en pro de su familia y no desperdiciado en envidias laborales, desvelos por obligación de una oficina y en dinero que se destina a una guardería. Si todavía no están convencidos, y creen que las labores del hogar, los hijos y la atención constantes no son realmente para ustedes algo a lo que deban o puedan dedicarse en sus vidas, mejor planeen con su pareja lo que realmente desean ambos y busquen opciones, o en su caso no piensen traer al mundo criaturas que sólo viene a sufrir como si fueran huérfanos con papás que trabajan, pero si es lo contrario y buscan tener hijos, jamás descuiden a su familia por complacer al jefe o tener más dinero, siempre es posible vivir con lo necesario, lo demás es un invento, ostentación, capricho y necesidad ficticia. Mujeres: ármense de valor y dejen la pesada carga material que les pesa también a sus seres queridos, den gracias todos los días por tener salud y un hombre que puede y quiere seguir a su lado porque le interesa el verdadero trabajo en equipo y no su vida apartada de las suyas. ¿Quieren ser grandes profesionistas? ¿Mujeres brillantes y ejemplares empleadas o empresarias exitosas? Pues primero demuéstrense a sí mismas que pueden ser excelentes madres, esposas, mujeres de bien, preocupadas por salvaguardar los valores morales de nuestra sociedad, por promover las labores altruistas y guiar con amor y ternura al hombre por un mejor camino a la felicidad; antes de todo lo material y antes de culpar a la discriminación del macho por haber sido un obstáculo en su momento, aprendan a ser mujeres de verdad y no un prototipo que la sociedad feminista actual inventó y que se convirtió en una pertinaz lucha de sexos, competencia y poder. Sean ustedes mismas y vayan a casa a abrazar a sus hijos, no se cierren ante la cocina y el desorden doméstico, disfruten la etapa del vientre glorioso que Dios bendijo con el regalo de la concepción. Vayan al trabajo y no se sienten más de quince horas frente a un monitor, la vida existe allá afuera no en una oficina, disfruten de la ayuda que sus parejas puedan brindarles y páguenselo con esmero en el hogar, dos sueldos pueden ser útiles pero la cuenta de las consecuencias es más elevada cuando el tiempo lo cobra en la vejez: enfermedades, largas horas, días, meses e incluso años de abandono espiritual que el futuro convierte en soledad, divorcios, etc. La vida es un frasco que se compone de piedras grandes y chicas, depositen primero lo esencial, lo importante, sean conscientes del espacio que ocupan esos elementos, analice cada quien su frasco, si se quejan de imposibles como el ambicionar todo en el mismo recipientes y las excusas no paran de brotar de sus ocupadas lenguas después de leer esto, es probable que sus piedras no estén bien acomodadas.
Isabelle Solleiro.

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