Torres Bermejas desde el mirador de San Cristóbal en el alto Albaicín (Granada). Las torres formaron parte de las defensas del preislámico y grande barrio judío de la ciudad, cuyo nombre, Garnata al Yahud o Granada de los Judíos, sustituyó al de Elvira, derivado de la Iliberri ibérica.

La Granada de los judíos
La presencia de los semitas en la ciudad sólo permanece en la estrechez de algunas calles del Mauror y Realejo, donde un día estuvieron la sinagoga, los baños y los comercios
23.11.08 -
JUAN LUIS TAPIA /
LA ciudad fue llamada Granada al-Yahud, la de los judíos, quienes permanecieron en ella hasta ser expulsados por los Reyes Católicos en 1492, pero de aquella presencia prácticamente no quedó huella alguna. Los orígenes granadinos de esta población hay que buscarlos en las diásporas, concretamente la del año 135, cuando deciden extender su exilio de la 'Tierra prometida' al Mediterráneo.Las primeras menciones a los judíos de Granada aparecen en los cánones del Concilio de Ilíberis, hacia el año 303, donde ya se establecen una serie de normas diferenciadoras y un tanto condenatorias hacia los semitas. Aquella primitiva sociedad paleocristiana está formada por una mezcolanza de creencias y grupos, pero ya se empieza a perseguir y delimitar al pueblo judío una vez que los visigodos abrazan la fe católica.La población hebrea de Granada verá la llegada de los musulmanes como un elemento liberador, y así fue como los judíos se convierten en los mejores colaboradores para la creación y constitución del reino de Granada. Según el especialista Antonio-Bernardo Espinosa Ramírez, autor de 'Granada, la Jerusalén que pudo ser', el judío Samuel Ibn Nagrella, visir del primer rey zirí, el legendario Zawi, «fue quien ordenó administrativamente el reino de Granada en el año 1013».De este modo, las próximas celebraciones del Milenio deberán tener en cuenta este dato, el hecho de que la estructura y diseño del nuevo reino fue obra del judío Ibn Nagrella. Es en esta época, cuando la comunidad semita de Granada adquiere una mayor importancia, notoriedad y esplendor gracias a una convivencia pacífica, si bien la población judía era muy numerosa.Este periodo pacífico duró tan solo unos años, hasta la muerte de Zawi, a quien le sucede su hijo Yosef. La 'propaganda' antisemita del alfaquí Abú Isaac de Elvira provocará el asesinato del nuevo rey por las turbas descontroladas y la primera gran matanza de judíos en el año 1066. Entre cuatro y cinco mil fueron asesinados en aquel día de diciembre. Hoy, una calle de Granada lleva el nombre de Abú Isaac de Elvira, el instigador de esta primera 'purga'; pero la figura de Ibn Nagrella sólo es reseñada en las bibliografías y demás crónicas históricas.DecadenciaLos judíos granadinos jamás volverían a alcanzar el esplendor y reconocimiento que con el primer visir de los ziríes. Con los Almohades y Almorávides se repitieron las matanzas, y la convivencia, si es que existió, se llevó a cabo en el plano de la desigualdad, el 'gueto' y bajo una legislación restrictiva. Gran parte de la población semita emigró al norte, a los reinos castellanos. Con los nazaríes se recuperaría en parte la importancia de la comunidad, debido a que Granada es el último reducto hispanomusulmán y por tanto refugio para los judíos perseguidos en territorios cristianos. Sin embargo, los semitas granadinos mantienen su lengua original mientras que los procedentes de Castilla y Aragón usan el primitivo castellano.Un recorrido por la judería granadina debería enmarcarse en el área que hoy conocemos como la Antequeruela, desde la elevación del Mauror hacia el sur, lo que hoy es Puerta Real, y al oeste hacia el actual barrio de San Pedro. Sería la zona del margen izquierdo del Darro hasta la actual Pavaneras y lo que fue La Manigua, así que ocuparía parte del centro y del actual Realejo. Algunas crónicas señalan al Campo del Príncipe, pero allí se encontraban las huertas reales de los nazaríes.La sinagoga se encontraba donde en la actualidad se sitúa Capitanía General, el Madoc. Nada quedó de ella, porque fue destruida para la construcción del templo cristiano. Era el centro de la vida judía, en cuyo entorno se encontraba la escuela y el lugar de estudio de la comunidad. Los judíos tenían administración propia y recaudaban sus impuestos para mantener sus instituciones. Los jefes eran los ancianos, los jueces, y por supuesto el rabino. En cuanto a las viviendas, eran similares a las nazaríes o hispanomusulmanas, de ahí que no se pueda determinar diferencia alguna entre ellas.Los baños estaban en las proximidades a la Iglesia de Santa Ana, cerca de Plaza Nueva, en el barrio de La Churra. Era el punto de encuentro social, lugar de maquinaciones políticas, de esparcimiento de rumores y de tratos comerciales.Un recorridoEn la actualidad, lo único que se conserva originario de la judería granadina, además de la estrechez de las calles del barrio y la forma de las casas, es un aljibe, el llamado de Rodrigo del Campo, en el Mauror. A este vestigio de los judíos granadinos se le unen unas lápidas usadas para construir un muro del convento de las Carmelitas Calzadas, en la Cuesta de Rodrigo del Campo.El límite de la judería por esta zona del Realejo llegaría hasta la Plaza de Fortuny, donde se encontraba la Puerta de Alfareros, recientemente hallada durante unas obras municipales.Los alrededores de la sinagoga y la actual Pavaneras estarían trufadas de comerciantes dedicados a la artesanía, sobre todo a las especialidades propias de los judíos del sur como el curtido, teñido y trabajo en cuero. Los judíos granadinos eran alabarderos, zapateros, borceguiceros y también destacaban en la fabricación de lana, algodón, lino y seda, labores en las que eran famosos. A estos oficios se les sumó el trabajo fino con los metales, la orfebrería en oro y plata, y la joyería. En este paisaje, en algunos momentos, se habrían dedicado también al comercio de esclavos.Los judíos granadinos, junto a los navegantes genoveses, dominan el comercio de la seda con Oriente, y para tal fin, dado lo largo de aquellos viajes y sus ausencias, se les permitía a las semitas una especie de divorcio en tanto no regresaran sus maridos en un tiempo prudencial. Las relaciones comerciales convertían a los judíos de Granada en personas cosmopolitas y cultas, porque dominaban varias lenguas y estaban al tanto de los últimos descubrimientos.La Medicina fue otra de las afamadas dedicaciones de los judíos granadinos, sus conocimientos del uso de determinadas plantas así como de la química y demás tratamientos les convirtieron en afamados científicos y galenos.En cuanto a las vestimentas, estaban obligados a llevar un distintivo que bien era un gorro amarillo o una pieza de tela, y las mujeres una campanilla para anunciar su presencia. En Granada, la forma de vestir se correspondía con la moda nazarí del momento, pero 'tuneada' con los elementos distintivos de la comunidad. Sin embargo, los judíos de la zona cristiana vestían como los castellanos.A diferencia de los judíos que residían en los reinos castellanos, los granadinos no se llegaron a ocupar de la banca y tampoco ejercieron como prestamistas, porque mayoritariamente comerciaban con diferentes productos. Sus mejores clientes se encontraban en el norte de África, con cuyos reinos mantenían buenas relaciones.Una de las grandes paradojas de la comunidad hebrea granadina se produce ante la dedicación de algunos de sus miembros a la judicatura, que estarán ocupados en la Real Chancillería. La administración de justicia establecida por los Reyes Católicos se verá enfrentada al Santo Oficio en numerosas ocasiones.Persecución y éxodoEl Palacio de la Inquisición se encontraba junto a la Iglesia de Santiago, un espacio desgraciadamente vinculado a este recorrido por la Granada Al-Yahud.En los autos de fe, las sentencias de la Inquisición, aparecen como 'ajusticiadas' un amplio número de mujeres, debido a que son ellas las que transmiten el judaísmo y no los hombres. Otro escenario, pero esta vez del antijudaísmo, es la plaza de Bib-Rambla, lugar elegido por la Inquisición para 'celebrar' los autos de fe, las ejecuciones de sus 'divinas' sentencias.Las acciones del Santo Oficio en Granada se prolongaron hasta el año 1725, en el que se llevó a cabo el último acto inquisitorial contra los judíos en Granada.Algunos hebreos de la ciudad, ante la decadencia del reino nazarí, deciden emprender la huida y refugiarse en Tetuán, que se convertirá en el primer refugio de la gran colonia de sefardíes granadinos. Una vez se produce la derrota de Boabdil, los Reyes Católicos decretan la expulsión de los judíos. Los ya sefardíes zarparán hacia el norte de África desde los puertos de Málaga y Almería.Uno de aquellos primeros hebreos granadinos que se marchó a Tetuán se ha convertido en dignatario de la ciudad. Se trataba de Al Mandari, quien había sido alcalde de Píñar. El esplendor de la comunidad judía granadina en los tiempos de Ibn Nagrella se reprodujo mucho después en la ciudad del Rif. Hoy, los judíos sefardíes granadinos se encuentran repartidos por todo el mundo. Otro de los destinos fue Tsalónica.

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