Javier Moro, escritor: «El poder enfría a las personas»

CULTURA
Javier Moro, escritor: «El poder enfría a las personas»
El autor revela en 'El sari rojo' la lucha de Sonia Gandhi, una mujer europea que soñaba con una vida normal y se vio en medio del torbellino de India
I. ESTEBAN
LA MIRADA ASIÁTICA. El escritor Javier Moro. / JUANJO AYGÜÉS

Javier Moro no escatima palabras ásperas para definir a Sonia Gandhi, una italiana que conoció a Rajiv Gandhi en la Universidad de Cambridge cuando tenía 19 años, se convirtió en la mano derecha de su suegra Indira, perdió a su marido en un atentado y ganó las elecciones de India en 2004. «Es una montañesa cerrada, muy tímida y tiene una manía: cree que todos los que se le acercan le van a sacar algo, quizá por tantos años de proximidad con el poder», resalta este escritor que acaba de contar la historia de esta mujer en 'El sari rojo' (Seix Barral). Pero también hay halagos, diseminados a lo largo de todo el libro, y que confluyen en una idea: sin ella, el milenario país asiático habría caído en manos de los fundamentalistas, como ya estaba sucediendo. La nueva novela de Moro viene precedida del éxito de su anterior obra, 'Pasión india', que ha vendido la vertiginosa cifra de un millón de ejemplares.-¿Cómo explica el carácter de Sonia Gandhi?-Es una mujer que no ha olvidado sus raíces en una familia pobre de las montañas italianas y además ha tenido una vida muy tortuosa. Se podía haber dedicado a organizar cenas en su palacio, pero el asesinato de su marido lo cambió todo y hoy vive con 300 agentes de seguridad. El embajador de Italia lleva tres años tratando de que le reciba y todavía no lo ha hecho. La audiencia con el anterior duró cinco minutos. El poder enfría a las personas.-¿Ha sido frustrante para ella no tener una vida normal?-Bueno, de hecho, la tuvo. Se casó y durante 16 años vivió sin sobresaltos, con su familia, el marido trabajaba como piloto de aviación y sus dos hijos se educaron normalmente. Las cosas se tuercen cuando su cuñado se muere en un accidente de avioneta y se produce una locura en todo el país, que reclama el protagonismo del siguiente Gandhi, su esposo Rajiv. -Pero India es un país democrático. ¿Por qué esa insistencia en una especie de dinastía, la de los Gandhi?-Es cierto, el poder no se hereda. Indira y Sonia llegaron por los votos, no por sus vínculos familiares. A las dos le ha pasado lo mismo. Cuando murió Nehru, la gran figura de la independencia india, su hija Indira sólo quería hacerse secretaria de alguna organización cultural en Londres e ir a vivir con sus hijos, que estaban en Cambridge. Lo mismo le ocurría a Sonia. Sólo deseaba estar con su familia.-¿Por qué se involucraron entonces en la política?-Nehru mantenía una audiencia cada mañana con gente de todas las clases, siguiendo la costumbre mogola. Cuando muere, esos pobres no van a ver al nuevo primer ministro, sino que se presentan delante de la casa de Indira. Ella se da cuenta de que ha heredado algo, aunque no lo quiera, lo mismo que luego hereda Sonia. -¿El carisma de la familia?-Ellos lo llaman así, carisma, un elemento religioso. El poder les persigue, les quiere, necesita su apellido, su continuidad. Como hizo Indira, Sonia lucha contra la deificación de su figura. Hay miles de carteles en las calles que le representan como la diosa Durga -la diosa madre para muchos hindúes, con multitud de templos dedicados a ella-, y ha promulgado una ley que prohíbe esas representaciones. De rincón a rincón-¿Por qué son tan importantes los Gandhi?-Porque dieron el salto de la Edad Media a la Contemporánea en cincuenta años. Si hoy India es una potencia en informática es porque Rajiv vio que el futuro se desarrollaría por este camino y apostó por él. Su abuelo Nehru creyó en el poder de la ciencia y la tecnología para salvar a la gente de la pobreza, y bajo su Gobierno se financiaron las escuelas técnicas y las universidades de alta calidad. Es una familia tan integrada en India que su historia y la del país se solapan. -Indira le regaló a Sonia el sari rojo de su boda. ¿Qué significó eso?-Indira siempre la quiso como la hija que nunca tuvo. Sonia se convirtió en su ayudante de cámara, le organizaba la agenda, los viajes... -¿No le han atacado por ser italiana?-Le llamaron zorra y otras cosas por el estilo. Pero hizo una campaña increíble, como las que hacía su suegra. Se fue de un rincón a otro del país, de una aldea a otra, estrechando la mano de todos. Las encuestas no le daban como vencedora, pero al final ganó y, como no se vio con los suficientes conocimientos, le cedió el cargo de primer ministro a Manmohan Singh, que lideró la revolución económica en los noventa. Hoy esta italiana es la reina de India.